martes, 17 de mayo de 2011

El terremoto de Lorca



Una mujer llora desconsolada mientra un hombre atiende a otra persona tras el seísmo.
El seísmo registrado el pasado miércoles en la región de Murcia: tuvo una magnitud de 5,1 en la escala abierta de Richter y se desencadenó tras otro temblor menos intenso, causó el pánico en la población, que se echó a las calles ante el temor a que se produjeran réplicas, y ocasionó cuantiosos daños materiales. Dejó nueve víctimas mortales y cerca de 300 heridos en la localidad de Lorca. A estas pérdidas humanas se suman los daños materiales, también cuantiosos. El 75% de los 4.100 edificios revisados hasta la fecha están en buenas condiciones y son habitables. Lo cual equivale que el 25% restante ni lo están ni lo son. De hecho, 7.500 personas han quedado sin vivienda. Tendemos a pensar que catástrofes como la de Lorca sólo ocurren lejos de aquí. En Japón, por ejemplo, donde el terremoto del pasado 11 de marzo, el tsunami y los accidentes nucleares han dejado un terrible rastro de muerte y destrucción. Pero, a menor escala, el seísmo con epicentro al nordeste de Lorca ha causado también destrozos. La reflexión, en primer lugar, debería referirse a los niveles de seguridad que presenta la construcción en aquella región. Entra dentro de lo comprensible que algunos edificios históricos, emblemas de la población, se hayan visto afectados: como el castillo medieval que corona la ciudad, desmochado y resquebrajado a causa del temblor, o la iglesia de Santiago, cuyo crucero se desplomó. Pero quizás sea algo menos comprensible que edificios de construcción mucho más reciente hayan sufrido desprendimientos de cornisas, balcones y ornamentos, que ocasionaron víctimas mortales. Lorca, como bien saben los sismólogos, está sobre la falla que va de Murcia a Puerto Lumbreras. Algo falla, pues, en una zona de acreditado riesgo sísmico cuando edificaciones modernas no son lo bastante seguras y se convierten en una trampa mortal.
El epicentro se ha localizado en la sierra de Tercia, en el término municipal de la localidad murciana. El seísmo ha provocado más daños entre cinco y 10 kilómetros al noreste del casco urbano, cerca de la autovía de Murcia, y se ha sentido con fuerza en varias poblaciones de la región, como la capital, Mazarrón, Cartagena y Águilas, e incluso se ha notado en otras provincias como Almería, Albacete y Madrid.
La A-7 ha sido la única autovía estatal que se ha visto afectada. Hasta las 23 horas el tráfico fue desviado de forma gratuita hasta la AP-7 a la altura de Totana. En algunos túneles y viaductos se han producido daños menores. La DGT ha pedido a los conductores que no se dirijan a la zona y el Gobierno ha movilizado a la Unidad militar de emergencias.
En cuanto al tráfico ferroviario, han sufrido problemas el servicio de Cercanías de la línea C-2, entre la ciudad de Murcia y Lorca, y la línea de largo recorrido Barcelona-Lorca. Según Renfe, solo 70 personas se han visto afectadas.

CONSECUENCIAS
Solo el 20% de los comercios de la ciudad pudieron abrir ayer. Muchos están atendiendo pedidos por teléfono. Mucha gente se afirma que está "sin casa, sin negocio y sin trabajo, pero aquí estamos, ayudándonos unos a otros". En todos los bajos comerciales trabajan cuadrillas de albañiles restaurando los desperfectos. Los comerciantes cuentan que no quedan trabajadores de la construcción para contratar en kilómetros a la redonda.
La mayoría de las familias optó por no llevar a sus hijos al colegio. "Solo han acudido 50 niños, los padres tienen más miedo que los niños", dice una profesora. Seis colegios y tres institutos ya no podrán abrir en lo que queda de curso, porque sus estructuras están afectadas.
Los lorquinos que trabajan en la ciudad han intentado acudir en coche al centro y han provocado grandes atascos en los accesos y problemas de aparcamiento. En las carreteras, el volumen de vehículos entre la cercana población costera de Águilas y Lorca ha sido mayor de lo normal. Muchos lorquinos tienen casas de veraneo en la playa y las están usando como primera residencia. Familias enteras tendrán que llegar en coche todas las mañanas a la ciudad para recuperar el ritmo de sus trabajos. Muchas personas también entraron ayer al centro de Lorca para formular reclamaciones a las compañías de seguros por los desperfectos en sus casas.
Los grandes hospitales de la región acogen todavía a parte de los enfermos del Rafael Méndez, que va reabriendo áreas de trabajo poco a poco, aunque aún no ha recuperado la normalidad. Los hospitales de Murcia y Cartagena mantienen una planta entera ocupada con sus pacientes. Los 100 ancianos de la residencia Caser, que derrumbó el terremoto, están en otra residencia de Murcia, que se halla al doble de su capacidad. Todo el personal de la residencia va y viene de Murcia a Lorca en microbús desde el primer día.
Una pulsera identifica a los damnificados de Lorca:
Lorca retoma la normalidad en medio de una polémica originada en el campamento de refugiados. Las autoridades sospechan que allí acude mucha gente que no sufrió el seísmo. Para evitarlo, se ha habilitado un control de acceso: una pulsera les acredita como damnificados.

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